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La naturaleza y los niños

Para los niños, la naturaleza es un parque de atracciones y a la vez un aula de aprendizaje. El contacto con ella mejora la salud, la capacidad de atención, el desarrollo motor, la autonomía, la seguridad, la adquisición de valores...

La naturaleza ofrece una cantidad tan elevada de estímulos que el contacto con ella hace que el niño se encuentre en un espacio abierto, con sensación de libertad, con capacidad para moverse libremente, de observar los procesos que ocurren, y eso es fundamental para el desarrollo de sus habilidades de movimiento pero también es un estímulo para su aprendizaje: permite al niño sentir de forma diferente a como lo hace en casa o en la ciudad.

Caerse, subir, levantarse, ejercitar los músculos, plantar semillas, coger insectos, ver animales, son estímulos para el cerebro y también para las emociones, porque contemplar un campo de girasoles, oler una flor o ver cómo nace un pollito provoca al niño sensaciones que a su vez suscitan emociones, y esas emociones son luego importantes para construir el conocimiento, porque lo que aprendemos vinculado a emociones se graba más fácilmente en nuestra memoria y es más difícil de olvidar.

La transcendencia de "vivir con la naturaleza y no sólo conocerla" es también esencial en la pedagogía fundada por Maria Montessori, para quien "ninguna descripción, ninguna ilustración de cualquier libro puede sustituir a la contemplación de los arboles reales y de toda la vida que los rodea en un bosque real". En todas las etapas de desarrollo los niños están muy interesados por conocer la naturaleza y ese interés ofrece la oportunidad de desarrollar no sólo una relación de respeto y beneficio mutuo, sino también de desarrollar las habilidades de aprendizaje y competencias para el futuro, pues ese contacto proporciona una experiencia de libertad y de responsabilidad y trabajar con el entorno natural ayuda a desarrollar la creatividad y la iniciativa.

Nosotros intentamos salir a la naturaleza al menos una vez por semana, ya sea un parque, una granja, un bosque o un estanque. Nos gusta ver al peque explorando, oliendo, tocando, descubriendo todo un mundo que nosotros pasamos desapercibido por las prisas, el trabajo, las responsabilidades...


¿Y vosotros?

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