Estimular los sentidos generan una respuesta positiva en los niños, pues con ello logramos que puedan encaminarse hacia un mundo lleno de actividades en las cuales tendrían que usarlos, y mientras más estimulados los tengan mejor aprenderán a lo largo de su vida.
El tacto es uno de los sentidos que también se pueden explotar, tú lo has hecho cuando vas a la tienda de semillas y forrajes, esa sensación de meter tus manos a los recipientes de arroz y legumbres, es la misma que experimentar los niños cuando interactúan con las texturas, pues muchas terminaciones nerviosas que tenemos en las manos se activan.
El otro día hice una bandeja sensorial de gelatina. Tenía en la nevera de tres sabores y colores diferentes y se las puse en su bandeja.
Primero le hizo gracia que se movieran al mover la bandeja, luego cogió una cuchara y empezó a tocarlas con ella, después ya usó sus manos, la probó (le gustó), cogió un bote y lo llenó, se estuvo bastante tiempo haciendo trasvases (para variar) y cuando ya no la pudo coger salpicó con sus manos hasta que se cansó.
Luego con la fregona limpiamos y listo!
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